martes, 24 de marzo de 2020

CREO EN LA VOZ Y LA PALABRA


Recuerdo muy bien, porque la experiencia fue del todo extraordinaria, que cuando empecé a escribir por libre, sirviéndome de los favores de las nuevas tecnologías, jamás llegué a pensar que sería leído más allá de la distancia que separa el archipiélago canario de la España peninsular.

Para mí fue toda una sorpresa, cuando me enteré, al consultar las estadísticas, que mis publicaciones de aquellos días no solamente eran leídas en Canarias y las distintas Comunidades Autónomas de España, sino también en América Latina, Estados Unidos, Canadá, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Noruega Polonia, Ucrania, Rumanía, Rusia, China, Japón, en algunos países de áfrica, y hasta en Australia. Confieso abiertamente que me sentí sumamente agradecido, pues no esperaba tanto.

Gracias a mi constancia, durante un largo período de tiempo y a pesar de que las circunstancias me eran adversas, mantuve el ritmo de publicar, casi a diario, un relato tras otro; pero, cuando finalmente la enfermedad que sigo padeciendo me limitó física y espiritualmente, opté por parar y dedicarle tiempo a recuperar mi salud, aun cuando había sido advertido de que estaba herido de muerte y las posibilidades de vida eran algo más que escasas. Tanto fue así, que hubo quien se adelantó a dar la noticia de mi fallecimiento. De esto han transcurrido casi diez años, y aquí vuelvo a estar ahora, con mayor ímpetu, para concluir lo que en sus inicios no fue más que un atrevido proyecto literario; y la razón está, en que sigo creyendo en la fuerza de la voz y la Palabra. Eso sí: me anticipo a decirles a todos los que empiecen a visitar nuevamente esta página, que he dado vida e identidad a tres nuevos proyectos que luego comenzaré a editar de manera pública y abierta, porque si hay algo que me sobra ahora, es tiempo para vivir.

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